Una noche, Elisa se puso a llorar. Primero despacio como un gatito. Luego, tan fuerte que parecía la sirena de un carro de bomberos. ¿Por qué lloraba? Tras una noche entera sin dormir, al fin lo descubrimos.

Una noche sin dormir es un dulce relato sobre los malabares que hacemos para evitar los llantos nocturnos. Un relato lleno de imaginación desplegada para calmar las lágrimas de Elisa, donde familia y vecinos se unen en un torbellino de ideas. Finalmente será la abuela, inmune al llanto por su sordera, que encontrará la solución definitiva: nada que un buen pedo no pueda solucionar.