Una historia sobre el poder de compartir recuerdos, incluidos los dolorosos, y la forma en que nuestra herencia permanece y nos moldea, incluso cuando no la vemos.

Mientras conducen a través de Ohio en un viejo Pontiac, los padres inmigrantes chinos de una niña ven berros que crecen silvestres en una zanja al costado de la carretera. Detienen el auto, agarran unas tijeras oxidadas y una bolsa de papel vieja, y toda la familia se sumerge en el lodo para recolectar todo lo que pueden.

Al principio, está avergonzada. ¿Por qué su familia no puede obtener comida de la tienda, como todos los demás? Pero cuando su madre comparte una historia agridulce de su historia familiar en China, la niña aprende a apreciar los alimentos frescos que recolectaron y los recuerdos que dejaron atrás en busca de una nueva vida. Juntos, crean nuevos recuerdos. 

La autora Andrea Wang llama a esta conmovedora historia autobiográfica “tanto una disculpa como una carta de amor a mis padres”. Es una mirada agridulce y delicada sobre cómo compartir las partes difíciles de nuestras historias puede crear nuevos y poderosos momentos de historia familiar y ayudarnos a conectarnos con nuestras raíces.

Las ilustraciones de Jason Chin se mueven entre China y el medio oeste estadounidense y fueron creadas con una mezcla de pinceles chinos tradicionales y medios occidentales. La paleta de colores de ensueño y nostalgia da vida a esta hermosa historia.

Una nota final de la autora describe su conexión personal con la historia, y la nota de un ilustrador toca tanto el proceso de la pintura como el significado emocional que se le da a la obra.